¡Ahoy! ¿cómo va? El volcán Lanín se encuentra en América del Sur, en Patagonia Argentina, en mi Neuquén Provincia, sobre la cordillera de los Andes. Si, hoy viajamos por casa (y no viajo sola como acostumbro).
Es un Volcán compartido con el vecino Chile, custodiado por cerros y valles, rodeado por hermosos lagos, como el Paimún, el Huechulafquen, el Tromen, entre otros. Es ese lugar que el “grupo de los 5” (como nos apodamos) visitó para creer y crear, imponiéndose la meta de los 3776 msnm.
La cima es la recompensa. Son 20 minutos de aire singular, de vista increíble, pero la aventura, el “sacrificio” se hace en el camino.
Antes del ascenso
Se requiere una cierta exigencia para subir. Conectar cuerpo, mente y alma.
También debes hacerlo con un guía experimentado. La edad aconsejable es de 21 a 65 años. Lo cierto es que si sos menor pues podes escalar con autorización del mayor a cargo. También es bueno hacerse un chequeo médico antes de aventurarse.
Tené en cuenta que tenes que llevarte tu comida, tu agua (2lts.), la bolsa de dormir, aislante entre otros. Vas con cierto peso. A no ser que lo subas en solo un día.

El bosque del Lanín
La leyenda del Lanín
Hablo de sacrificio, remontándome a la leyenda del volcán. Esta cuenta que en la cima del Lanín vivía el Dios Pillán. Un día, este vio cómo se acercaban unos jóvenes de la tribu Huaiquimil tratando de cazar Huemules. Lo cual ocasionó su furia e hizo entrar en erupción al volcán, perjudicando a toda la comunidad. Para aplacar su ira, se debía sacrificar a la hija menor del cacique, Huilefun, y arrojarla al cráter. Una vez realizado este sacrificio, el volcán cesó y una gran capa de nieve se estaciono en su cima tapando el cráter. Desde ese día el volcán permaneció callado. Nuestro sacrificio es lograr un ascenso tranquilo y respetando y cuidando el lugar.
¡Comencemos a ascender el Lanín!
En la base, a las 10 am del 1° de enero de 2015, con las mochilas y los sueños al hombro, llenos de esperanzas miramos para arriba, nuestro cuello se dobla para ver en su esplendor al sagrado volcán. Primero pasamos por la casilla para registrarnos.
El grupo de los cinco emprende la marcha adentrándose al bosque de araucarias y pehuenes; lleno de ñires, lengas y flores amancay. Expectativas y ansiedades aparecen. Nos aventuramos a este símbolo Provincial. Atravesamos su bosque y llegamos a su cara norte para iniciar la subida. Pedimos “Permiso y gracias” a esta majestad, augurando un buen viaje y prometiendo cuidarlo sin contaminarlo. Lugar sagrado para los de acá, los Mapuches. Considerándolo lugar lleno de sentido y simbolismo, rinden su famoso culto Rewe a esta roca sobre su base.
La Espina de Pescado y el desvío de mula.

Espina de pescado
Con cuidado atravesamos la “espina de pescado” y allí vimos asomarse los primeros valles y cerros colindantes. De a poco y con paciencia subimos por las piedras. Seguimos el camino “Desvío de mula”. Aparecen los lagos. Nos vamos nutriendo la vista. Los ojos van maravillándome a cada momento con la cordillera que se nos impone.
En cinco horas de ascenso, aproximadamente, llegamos a una pequeña y placentera parada. El refugio militar. Allí nos recibió Ignacio con unos ricos mates. Estas compartiendo el mismísimo mate argentino cuando de repente, miras a tu alrededor y te das cuenta de que estás a mitad del Lanin oteando la increíble cordillera y pensas: “¿esto es de verdad? ¡¿esta inmensa hermosura es real?!”
Refugio CAJA. Descanso en el Lanín
Una hora más de ascenso y llegamos a nuestro primer destino, a los 2600 msnm, al refugio, el del techito amarillo denominado C.A.J.A (Club Andino de Junín de los Andes). Nuestra momentánea casita.

Refugio del Volcán

La cima y el refugio

La Cordillera de Los Andes y la sombra del Lanín (y luna llena!)
Ante nosotros se ve esta gran cordillera que produce sensaciones indescriptibles en nuestra retina. Arriba, la ansiada cima, que cada vez está más cerca. Y abajo están los lagos, las montañas y… ¡las nubes! Ya se asoman otros gigantes: Osorno, Villarrica, Llaima.
Descansamos allí, acompañados por algunos zorros e intrépidos cóndores. Fue un día hermoso. Nos preparamos para dormir. Llegó una Luna llena amigable quien trajo consigo la noche pero no el sueño. También nos acompañó el frío. Era tan intenso que hicimos una super sopita salvadora a las 2 am. ¡qué frío! Amaneció con un sol radiante y la luna se quedó para contemplar nuestro triunfo, nuestro arribo a la cumbre.
Segundo día de ascenso y ¡cima Lanín!
Última etapa. Nieve. Dejamos las mochilas y agarramos los crampones y demás para seguir camino. A las 6.50 hs am. comenzamos a subir. En estos momentos, donde traes cansancio acumulado, donde el sol pega en la nieve y refracta en tu cuerpo, donde se acrecientan las ansiedades por llegar a la cumbre, nuestros cuerpos empiezan a hablar. Piden clemencia, descanso. Las piernas flaquean y la cabeza…la cabeza piensa. Armarse de buenas energías. Nutrirse de paz y armonía. El último esfuerzo. ¡Vamos equipo!
El clima, a pesar del calor, acompañó. Fue una linda suerte ya que es una condición importante para poder ascender. Todos, al ritmo que se pudo, airosos ya de pisar lo más alto, de tenerlo ahí, al alcance de tus manos, ves el ansiado final, ya te sentis en la gloria. Das las tres pisadas que te faltan y…
¡Llegamos a la pre cumbre! Resulta que hay una linda lomita que no te permite ver la verdadera cumbre. Es esa formita que se ve de lejos. De cerca es un poquito más extensa. Así que cargas nuevamente las energías y retenes el grito de triunfo para seguir la marcha, lo poco que falta. Ahora sí! ¡¡¡Pisamos cumbre!!!
Y llegan los aplausos, gratificaciones, sonrisas, alegrías…y te olvidas de todo. Estás ahí en la cima, en la cumbre del gran volcán. Ese que soles mirar desde abajo. Ya vemos a los grandes: Llaima, Osorno, Villarica, Quetrupillan, Puyehue, y otros. Ves cerros, montañas, glaciares, valles, bosques. Mires para donde mires. Compartís con la montaña, con la naturaleza.
Lado B – Descenso
Avisamos orgullosos nuestra gloria a la base, y nos llegan felicitaciones desde allá abajo. Ahora, 14.30 hs, viene la parte divertida, la parte en que nos volvemos niños otra vez, disfrutar de la nieve. Bolas de nieve por acá y por allá. Angelitos y lo mejor de todo…bajar en ¡¡¡culi-patín!!! Esa sensación cuando te deslizas a toda máquina. Sentir la adrenalina de la velocidad. bueno, solo la primera parte.
El camino de bajada suele ser mucho más corto, ya que vas en bajada y con menos peso. Después del culi-patín llegamos al refugio a buscar nuestras mochilas y seguimos descendiendo a pie y con la satisfacción de lo vivido.
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Así que ¡Ánimo! ¡A viajar! y a recordar que viajar es estudiar, es aprender y conocer, es magia, es terapia, ¡viajar es todo!
¿Tenes dudas? ¿consultas? ¡Pues acá estoy! ¡escribime! con gusto te ayudaré en lo que pueda. Y no se olviden: ¡viajar fortalece!
¡Abur! y ¡gracias!
Saludos con hermosa energía 😊
1 comentario
Mark · 07/06/2020 a las 11:44 am
What an awesome experience..wish I could experience an adventure like that…wow awesome… please send us more…😎💪